lunes, 6 de octubre de 2014

Conmemoración litúrgica.

El término "Conmemoración" no siempre ha tenido la misma significación para la liturgia.

Para la teología, "conmemorar" en sentido amplio, es no solamente recordar algo acaecido en el pasado, sino también y más aun, es actualizarlo, hacerlo presente en el aquí y el ahora de nuestra propia vida. En este sentido, la suprema Conmemoración que realizamos los católicos, es la de la Santa Misa, actualización del Sacrificio Pascual de Cristo.

El original latino de la fórmula que concluye la Consagración, hace uso de la palabra:

"Hoc facite in meam commemorationem"


El término en cuestión suele usarse también, aunque más vagamente, y alternándose indistintamente con los vocablos veneración o memoria, en los Prefacios I y III de las memorias o Misas votivas de la Santísima Virgen, o bien en el único Prefacio de San José, cuando se usa en la Misa votiva de este santo o en su memoria facultativa del 1º de mayo (San José Obrero).
Uso del término litúrgico en sentido estricto

En la liturgia pre-conciliar
Antes de la última reforma conciliar, "hacer conmemoración" era agregar a las tres principales oraciones de la Misa (colecta, secreta y post-comunión) otras oraciones de oficios impedidos en el día (domingo, festividad o memoria de un santo, feria, vigilia u octava); o añadir algunas otras imperadas, es decir, mandadas temporalmente por el Papa o por el obispo del lugar, o bien, algunas votivas, a elección del sacerdote.
En ningún caso la totalidad de las oraciones recitadas podía exceder las tres.
Estaba prohibido realizar conmemoración alguna en las fiestas de primera clase (que actualmente conocemos como "solemnidades"), en las ferias privilegiadas, y en las Misas solemnes cantadas.

En la liturgia actual


El uso del término "Conmemoración" se refiere al modo peculiar de celebrar las memorias litúrgicas de los santos en las ferias privilegiadas, como se les llama a todos los días de Cuaresma, y a los de las dos últimas semanas del año civil (preparación inmediata a la Navidad, la primera, e infraoctava de esta festividad, la segunda), siempre que en esos días no se celebren fiestas ni solemnidades.
En efecto, en estos días ninguna memoria de los santos es obligatoria, y solamente pueden celebrarse en forma simplificada, de la siguiente manera:

En la Liturgia de las Horas:
En el Oficio, luego de la lectura patrística y el correspondiente responsorio breve, se añade la lectura hagiográfica con su responsorio, y se concluye con la oración del santo.
En Laudes y Vísperas. después de la oración del día, omitida la conclusión trinitaria Por nuestro Señor Jesucristo, se puede añadir la antífona propia del Cántico evangélico, si la hubiere, o la del común correspondiente, y luego la oración del santo con la conclusión trinitaria omitida anteriormente.

En la Misa:
Se puede reemplazar la oración colecta del día por la del santo, aunque esta práctica debe realizarse con moderación (Cf. IGMR, 54). Debo agregar que, a diferencia de lo que ocurría en la liturgia pre-conciliar, nunca puede usarse más de una oración colecta en la Misa, y a las oraciones "sobre las ofrendas" y "después de la Comunión" no está permitido añadirles  otra.

Está prohibido realizar cualquier conmemoración el Miércoles de Ceniza y en los días de Semana Santa, días estos que forman una sub-categoría peculiar entre las ferias privilegiadas.

Conmemoraciones mayores

La palabra "conmemoración" se usa también como nombre propio en dos casos particulares, en los cuales, a diferencia de todos los demás, no se trata de "insertar" una oración en el contexto de una celebración de mayor rango, sino que se refiere a un rito que se añade a la celebración y forma un todo con ella, o bien, al nombre oficial de dicha celebración en su totalidad.
El primer caso es el de la Santa Misa del Domingo de Ramos, que comienza con la Conmemoración de la Entrada de Jesús en Jerusalén; -en el original latino, Commemoratio ingressus Domini in Ierusalem- (en cualquiera de sus tres formas posibles, a saber, procesión, entrada solemne o entrada simple).
El segundo caso es el de la Conmemoración de los fieles difuntos (2/11), cuyo nombre oficial en la tercera edición típica del Misal latino es In Commemoratione omnium fidelium defunctorum, que en la Tabla de precedencias de los días litúrgicos sigue inmediatamente a las solemnidades del Calendario universal.


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