sábado, 1 de noviembre de 2014

¿Qué hace una garra de oso en la puerta de una iglesia desde hace cuatro siglos?




  • En Navacepeda de Tormes están pendientes del posible cambio de las puertas
  • Hemingway pudo referirse a este exvoto en 'Por quién doblan las campanas'
La pequeña población abulense de Navacepeda de Tormes, situada en la vertiente norte de la Sierra de Gredos, cuenta entre sus emblemas con una garra de oso de cerca de 400 años de antigüedad, según la prueba del carbono 14 realizada en su día.
Lo más curioso es que la zarpa se encuentra instalada en una de las puertas de la iglesia de San Juan Bautista, un templo construido en torno al siglo XIII y ampliado en el XV y XVI. Los vecinos señalan que es, junto al Pozo de las Paredes, el emblema de esta población situada a 75 kilómetros de la capital. Es uno de las tres entidades que componen el municipio de San Juan de Gredos (335 habitantes).
Aunque se desconoce cómo llegó hasta ese lugar, la leyenda conocida por los vecinos hace referencia al hecho de que pueda ser un exvoto ofrecido por un segador a Dios o a algún santo en señal de agradecimiento por haberle salvado la vida cuando fue atacado por un oso al que venció con una guadaña.
Por ello, los habitantes de Navacepeda de Tormes defienden la permanencia de la garra, porque consideran que se trata de "algo curioso que no hay en más zonas" y que puede datar de la época en la que desaparecieron los osos en este lugar de la provincia de Ávila.
Además, señalan que probablemente Ernest Hemingway se refiera a esta garra de oso en la novela 'Por quién doblan las campanas', donde uno de los personajes hace referencia a un exvoto similar en su pueblo. En este sentido, recuerdan que Hemingway visitó Gredos en junio de 1931 y que tenía conocimiento de una garra de oso en la puerta de una iglesia.

La polémica

Hasta aquí la historia y la leyenda que rodea la garra del oso. Porque de un tiempo a esta parte, la garra se ha visto envuelta en la polémica ante la posible retirada de las puertas de la iglesia, algo que está causando el enfrentamiento entre vecinos.
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Lo de menos es la retirada de unas puertas que se cree que son las originales de este templo. Lo de más es que en una de ellas se encuentra la garra del oso clavada desde hace cerca de cuatro siglos allí, lo que la ha convertido en uno de los emblemas de este núcleo de población.
La controversia se centra en el posible cambio de las puertas, a raíz de la donación de unas nuevas realizada por un vecino del municipio. La probable sustitución ha desatado el enfrentamiento entre partidarios y detractores.
Según ha explicado a ELMUNDO.es una de las vecinas contrarias al cambio de las puertas, Patricia Martín, el motivo por el que la garra del plantígrado llegó a ese lugar se desconoce, aunque asegura que la prueba del carbono 14 demostró en su día que la antigüedad de esa planta rondaba los 400 años.
Teniendo en cuenta esta circunstancia y la curiosidad que supone este exvoto en el exterior del templo, los vecinos lo consideran como un emblema y buena parte de ellos está en contra de su desaparición.
Martín señala que en una consulta popular, los vecinos se decantaron por la restauración de las puertas que se consideran las originales de la iglesia y en contra de la sustitución por unas nuevas. Según asegura, un técnico de Patrimonio ratificó que se trata de las puertas que se colocaron al construirse el templo.

'En el aire'

Aunque Patricia Martín afirma que la idea de cambiarlas sigue adelante, el párroco, Juan Calvo, ha asegurado que en la actualidad "todo está en el aire". "Ahora mismo está como está", asegura, haciendo alusión a la continuidad de la zarpa en las puertas de la iglesia. Sin embargo, no descarta que esta situación pueda cambiar.
Breve y conciso, el párroco asegura desconocer "cómo irán con el tiempo las cosas". Incluso, no descarta consultar a los vecinos para conocer su opinión al respecto.
Mientras tanto, Patricia Martín se pregunta si el pueblo "puede permanecer impasible frente a semejante despropósito". Además, insiste en que las puertas "muy probablemente sean las originales de la iglesia» y señala que «la garra del oso no tiene ningún tipo de tratamiento, probablemente se dañe al mover las puertas y se perderá".

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