jueves, 25 de diciembre de 2014

Dios habla nuestro lenguaje.

ESCRIBEN COMO ENTONCES SE ESCRIBÍA...
Los autores de los libros sagrados escriben como las escuelas rabínicas de su tiempo, 
no inventan nada, escriben como entonces se escribía, por eso, nosotros, a finales del siglo XX, no podemos leerlos "a lo bruto", desde otra cultura, desde otra forma de ser y de pensar y con otro lenguaje. Muchos los leen ingenuamente y no pueden captar su verdadero sentido, se quedan solo con el ropaje externo, su lectura no les dice nada, son narraciones en Forma de historietas, demasiado simples, no tienen en cuenta "el sentido figurado" y por tanto son incapaces de descubrir la profundidad del mensaje que se nos quiere transmitir.
 

CONOCER LA FIGURA, LAS PALABRAS Y LOS HECHOS DE JESÚS...
Los evangelios se han escrito para dar a conocer la figura, las palabras y los hechos de Jesús y su finalidad está muy clara: suscitar la adhesión a su persona, adhesión que se tiene que traducir en una actividad como la suya. Como obras "teológicas", las narraciones evangélicas siempre nos transmiten un mensaje y la historia de esa narración está subordinada a la "teología". Tenemos que captar lo importante de la actividad de Jesús y ver que cuando cura a un leproso, el autor quiere que nos demos cuenta de que Jesús toma postura contra la marginación, amparada entonces por el sistema religioso judío; y cuando Jesús libera al endemoniado geraseno, libera también a todos los hombres Que se encuentran esclavizados por un poder económico que pone al dinero por encima de la libertad y de la dignidad del hombre; y que cuando reparte milagrosamente los panes y los peces nos muestra como se puede terminar el hambre del mundo, con la solidaridad entre todos los hombres, es precisamente esa la intención del evangelista el mensaje que debemos de entresacar al leer esas narraciones.
¿DE QUIEN HABLAN LOS EVANGELIOS?
Muchas veces nos equivocamos al interpretar los relatos evangélicos "al pie de la letra", sacándolos de su contexto y no nos damos cuenta de que los Evangelios no nos presentan a "otras personas", nos hablan precisamente de "nosotros mismos", hablan de y para nosotros. ¿Qué terreno somos nosotros? Pedregoso, árido o ¡tenemos alguna que otra espina que quitarnos! Si queremos ser un terreno que da frutos debemos de tener "buena tierra" y regarla y abonarla con asiduidad. ¿Eres un "cabrito" o una "oveja"? ¡Es posible que te veas como "oveja" y a muchos de los que te rodean los veas como "cabritos"! ¿Sabes con seguridad cuáles son las piedras que te estorban y la cizaña que devalúa tu cosecha? ¿Sabes cuál es tu tierra buena y cuál tu tierra mala? ¿Sabes cuál es el abono que necesita tu tierra? ¿Acaso eres de esos que tiene miedo a analizar las cosas y a pensar con libertad y prefieres escoger un camino más "fácil" y te identificas plenamente con algunos valores sociales, políticos o eclesiásticos y por lo tanto has perdido la libertad de opción y la actitud crítica? Es posible que no estés todavía "maduro" y necesites un político "que hable por tí", en un sistema que te deje "tiempo libre" y te "evite" el preocuparte y pensar y te resulte más cómodo que otras personas "de tu confianza" realicen "tu trabajo".7).
 
SIEMPRE EN BÚSQUEDA DE LA VERDAD...
En los "Evangelios" descubrirás que a Dios solo se le puede "oír" en la propia conciencia de cada uno; que eres un ser único, libre e inviolable y que si te esfuerzas, un poco nada más, podrás distinguir "la voz" de Dios de entre esa multitud de voces de los tiempos y de los hombres. Debes de moldear tu conciencia y distinguir lo que tiene de sometimiento al influjo humano, tanto familiar como social; debes de buscar siempre "la verdad" y ser "crítico". Es necesario saber distinguir si "la voz" que oyes, es la del sistema que te rodea, la voz de moda, la voz de los sistemas informativos, o si es la "Voz" verdadera que te "habla" y te "interpela".

 
PERO TIENES QUE DESEAR TU MISMO LIBERARTE...
Jesús vino, precisamente, a liberarnos; a librarnos de la esclavitud del "pecado", de la "mentira", de la "tiniebla", solo te pone una condición: que tu mismo seas el que quiere liberarse. Nadie te va a "liberar" si tu no quieres, es por eso por lo que tienes que conseguir una gran "paz interior", con ella podrás separar el trigo de la paja. Al leer con atención los relatos evangélicos podrás observar que Dios no vive en los lujosos templos que le hemos preparado, sino que se encuentra en la misma vida, en todos lo que le "escuchan" y sobre todo en los que sufren, en los pobres y en los desgraciados. Leyendo atentamente la Biblia te darás cuenta que cuando algunos hombres se hacen "religiosos" son capaces de cometer grandes barbaridades por defender "su concepto" de "verdad" y además lo hacen diciendo que es la voluntad de Dios. Llegan algunas veces a creerse "poseedores" de esa verdad y se constituyen en jueces y verdugos de los que disienten. A Dios solo se le puede conocer por la propia experiencia de vida, viviendo la vida y conociéndonos a nosotros mismos, pues precisamente el hombre es lo más perfecto de la creación, es el "templo de Dios". Cuando el hombre se va despojando de su "saber", de su "seguridad", de su "poder", se va acercando más y más a Dios y su diálogo se hace más íntimo y profundo y logra descubrir el significado de esta relación interpersonal y hacia dónde le conduce.
 
PARA ANA ESTO NO ESTA MUY CLARO...
Ayer, después de oír misa, estuve pensando, un tanto intrigada, por qué después de la lectura del Evangelio decían siempre "Palabra de Dios". No entiendo el por qué la lectura de un trozo de la Biblia, que está escrita por hombres, por muy santos que sean, se le llame "Palabra de Dios". Deberían de decir: palabra de San Juan, o del que sea. Yo tengo formación universitaria y entiendo el significado de "palabra" y se que la lectura de un trozo de un libro sagrado y lo que nos quiere transmitir no se puede equiparar a esas "palabras" de carácter impersonal, estrictamente utilitarias, que es el lenguaje de los medios (TV, radio, prensa...), o del lenguaje científico y profesional. Pero decir que es la Palabra de Dios es muy fuerte. ¿Cómo sabe ese escritor sagrado que eso es lo que nos quiere decir Dios? La Biblia, para mí, está muy confusa, es un conjunto de libros muy diferentes, algunos me encanta leerlos, pero otros me producen espanto y algunas veces hasta risa. Lo que cuenta es a veces alucinante y por mucho que me empeñe no logro entenderlo, me parecen muchas veces "historias para no dormir". Si no te importa, me puedes decir qué significado tiene para tí el término "palabra" y "Palabra de Dios".(**)

 
LAS PALABRAS HACEN POSIBLE LAS RELACIONES HUMANAS.
Amiga Ana, el hombre, cuando habla, con su palabra, puede participar de alguna manera en los acontecimientos que le rodean, puede conocer y ordenar el mundo en que vive, descubriendo su propia profundidad humana y el misterio que encierra su propio entorno. Hablar consiste en dirigirse a otra persona, es como una llamada que necesita una respuesta. Hablando se hacen posibles las relaciones humanas, la palabra se hace necesaria para poder expresarse y comprenderse. Con la "palabra", las personas podemos expresar "lo que llevamos dentro", podemos salir "fuera de nosotros mismos", descubrimos nuestro estado de ánimo, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos. En nuestras palabras se refleja verdaderamente nuestra propia intimidad: dulzura, alegría, sorpresa, temor, tristeza, felicidad, amor...

 

LA PALABRA NECESITA UNA RESPUESTA.
Es la palabra humana como un lazo que une mi "yo" con tu "yo", su fuerza interna creativa, al revelar lo interior de uno mismo, necesita y exige una respuesta y es en la respuesta adecuada donde el "yo" y el "tú" se transforma en el "nosotros". Son por tanto necesarias las palabras para construir el lenguaje de la amistad y del amor. Fíjate en las medias palabras de los enamorados y en sus silencios y alusiones, son suficientes para que se entiendan perfectamente. En sus palabras de amor se "entregan" el uno al otro, llegan incluso a traspasar este universo de la palabra y se hace necesario "el gesto": caricias y miradas completan su maravilloso lenguaje. Pues bien, es Dios mismo el que quiere hablar con el hombre, quiere ser para el hombre ese "yo" que se dirige a un "tú", además quiere entablar un diálogo interpersonal y siempre en ese lenguaje de amistad y de amor. (27) Dios, al hablar con el hombre, sale de su misterio y se "revela" en una historia común, a través de todos los acontecimientos de la vida de los hombres; nuestra misión es descifrar ese lenguaje de amistad y amor y entenderlo (28).

 
DIOS UTILIZA PARA COMUNICARSE LA PALABRA HUMANA.
ANA: Si lees con atención la Biblia verás como Dios, por medio de los hombres elegidos, se comunica de una forma totalmente humana. Dios convoca, llama e interpela a todos los hombres y los que creen en El, escuchan, acogen e intentan "vivir" esa "Palabra", son los creyentes. Verás al leer la Biblia como existe un continuo diálogo entre Dios y los hombres, es lo que se llama "La Alianza". El "Yo" divino tiende la mano al "tú" humano ya desde la primera palabra divina a Adán: "¿Dónde estás?"(29). Si quieres ver como es ese diálogo con Dios, cuando leas en la Biblia "El Cantar de los cantares", podrás observar como entre Dios y el hombre surgen verdaderos cantos amorosos, típicos de una novela de amor: amado y amada (Dios y el hombre) se buscan, se encuentran, sufren con la ausencia, verdaderas palabras de amor en el lenguaje humano nos transmiten los sentimientos de Dios: hermosura de los cuerpos, caricias; paisajes de amor: las flores, las fuentes, las gacelas... Dios nos habla como un enamorado, no podría hacerlo de otra manera pues Dios es "Amor". Y además nos habla en un diálogo "entre iguales" como corresponde a una relación de verdadero amor.(30)

 
ES NECESARIO ESTAR ATENTO AL MENSAJE DE LA PALABRA.
La Biblia solo busca "oyentes" (31), pero es necesario que ese "oyente" esté "atento" al mensaje y también al que se lo transmite (32). Como puedes apreciar, la Palabra de Dios no es una palabra "especial", "misteriosa y mágica" que viene del cielo, es una palabra con forma totalmente humana, que se muestra y se "revela" en los acontecimientos de cada día y es precisamente en ellos donde tenemos que descubrirla (para afinar nuestro oído tenemos al Espíritu Santo)(33). Su Palabra es una "revelación" en la historia particular de los hombres y es necesario que se transmita "fielmente" en el tiempo (tradición), que no se manipule, pues queremos conocer las auténticas palabras y hechos y no otra historia diferente.

 
ESCUCHA, POR FAVOR.
Pero para que este diálogo amistoso sea creíble, tenemos que tener "fe" en esa "Palabra", necesita ser escuchada, necesita un "tú", pues si no hay un "encuentro" aparece la "ausencia", son necesarios palabra y respuesta, así puede surgir el compromiso mutuo, la comunión, el auténtico diálogo. Con su Palabra, Dios se dirige al hombre para comunicarle la buena noticia de la salvación y es precisamente en la "fe" en esa Palabra donde se realiza el encuentro del hombre con Dios. La fe es necesaria para poder responder a la invitación de Dios y ser su amigo. La fe que obra por amor, es compromiso y conocimiento, acepta toda la verdad de Dios y da a Dios todo el corazón humano (34).
 
Notas
(26) Heb 1,1-2
(27) DV 12: "Dios ha hablado en la Sagrada Escritura por medio de los hombres y de una forma humana".
(28) DV 2: "el Dios invisible habla a los hombres como amigos (Col 1,15; Tm 1,17), movido por su gran amor (Ex 33,11; Jn 15, 14-15) y mora con ellos (Ba 3,38), para invitarlos y admitirlos a la comunión con El"Pablo VI en la Encíclica "Ecclesiam suma" nos dice: "... El coloquio paterno y santo interrumpido entre Dios y el hombre a causa del pecado original se ha reemprendido maravillosamente a lo largo de la historia de la salvación. La historia de la salvación relata precisamente este largo y variado diálogo que arranca de Dios y empalma con el hombre una conversación amena y maravillosa. En esta conversación de Cristo con los hombres es donde Dios hace comprender algo acerca de Sí mismo, el misterio de su vida... el diálogo se hace pleno y confiado..."
(29) Gén 3,9
(30) Cant 2,16: "Mi amado es para mí" "Y yo para El".
Os 2,18-20: "Te haré mi esposa para siempre" "Y yo te llamaré esposo mío"
(31) Sal 95,8: "Escuchad hoy la voz de Dios"
Fíjate como Salomón (1 Re 3,9-12) al dirigirse a Dios, no le pide una larga vida, ni reinos, ni riquezas, sino que le pide "un corazón bien dispuesto para escuchar".
(32) En (Jn 20,11-18) vemos como María Magdalena estuvo muy atenta al hortelano y al modo como le llamó por su nombre, de esa forma pudo descubrir al Señor y lograr reconocer a su Maestro y comprender el mensaje.
(33) Jn 16,13: "El Espíritu Santo os irá guiando en toda la verdad".
(34) Gá;l 5,6

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