domingo, 28 de diciembre de 2014

Hay, que interpretar los pasajes según que aparezca una u otra expresión...

«Espíritus inmundos y demonios»
 Los evangelistas hablan unas veces de «espíritus inmundos» y otras de «demonios», y puede preguntarse si con esta diferencia de terminología quieren marcar una diferencia entre dos conceptos. Hay casos, como el del geraseno, donde el mismo individuo es llamado «poseído por un espíritu inmundo» y «endemoniado» (Mc 5,2.15ss). Otras veces, en cambio, se habla solamente de uno u otro fenómeno (Mc 1,23: «poseído por un espíritu inmundo»; 1,32.34: «endemoniados», «demonios»).
  Parece que «estar endemoniados añade a «estar poseído por un espíritu inmundo» un rasgo de exaltación o violencia externa que hace al individuo conocido como fanático y extremista. Es decir, todo «endemoniado» lleva dentro un «espíritu inmundo», pero no puede decirse que todo el que tiene ese espíritu esté «endemoniado», pues externamente puede comportarse como un individuo normal y solamente en situaciones particulares mostrar lo que lleva dentro. Tal es el caso del poseído de la sinagoga, que se encuentra en la reunión como uno más, hasta que nota el efecto sobre el público de la enseñanza de Jesús; entonces salta e interrumpe violentamente (a gritos) la enseñanza (Mc 1,23).
  El geraseno, en cambio, que está poseído, da continuas muestras del espíritu que lo agitase rebela, rompe las cadenas, se escapa, vive en los sepulcros, grita y se destroza en los montes. Su posesión es manifiesta, «está endemoniado».
  Hay, por tanto, que interpretar los pasajes según que aparezca una u otra expresión. Los «endemoniados» que son llevados a Jesús (Mc 1,32) no son solamente gente que en su interior es adicta incondicional de una ideología destructora, sino evidentemente individuos conocidos por su actitud y conducta violentas.

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