jueves, 25 de diciembre de 2014

LOBOS Y CORDEROS.

CUIDADO CON LOS QUE SE ACERCAN CON PIEL DE CORDERO.

<<< ¡Cuidado con los profetas falsos, esos que se os acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces: por sus frutos los conoceréis; a ver, ¿se, cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?>>>
El profeta es uno que se presenta hablando en nombre de Dios, que propone doctrinas que son de Dios. Pero esas doctrinas son falsas: se presentan con una apariencia suave, con palabras dulces, se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces, van al grano, a lo suyo, a pesar de todas sus palabras, que reflejan lo que Dios quiere. Aquí hay dos concepciones del actuar de las personas. Dice Jesús: "¿Se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?"

<<< Asi, los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos>>>

Para los fariseos, las obras, el actuar, formaba la actitud del hombre. Jesús dice que no: las obras, el actuar, no son más que el reflejo de la actitud interior; la actitud existe antes, y nuestras obras son el reflejo, la consecuencia, el efecto, la concreción de esa actitud. Por eso, un árbol que está dañado no puede dar más que frutos malos, y un árbol que está sano dar frutos buenos. Quiera o no quiera, porque no sale otra cosa. Y por eso un cardo no da higos, ni una zarza uvas, porque no les sale de dentro, porque están hechos para. otra cosa.

<<< Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos, y todo árbol que no da fruto bueno se corta y se hecha al fuego. Total, que por sus frutos los conocereis>>>

Esto del árbol, que se corta y se echa al fuego, lo había dicho ya Juan el Bautista en el Evangelio de Mateo cuando dice: "El hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego". ¿Qué significaba esto del Bautista?. El hablaba contra los fariseos y significaba los que no aceptaban la enmienda que proponía, es decir, los que no renunciaban a la injusticia. Los fariseos, que eran los religiosos observantes, en el fondo no renunciaban a la injusticia: su vida era una injusticia, dominando al pueblo. Y Jesús avisa de que se puede presentar gente de la misma calaña en la comunidad, gente que no ha aceptado el mensaje, aunque venga con muchas protestas de ortodoxia y afirmando que dicen lo que Dios quiere. A pesar de sus buenas palabras, esa gente es destructora, porque no ha aceptado las Bienaventuranzas; buscan el dinero, son sucios de corazón, no se preocupan por el bien de los demás, no prestan ayuda, van a su avío; por fuera son pura ortodoxia: falsos profetas.
Y añade: "Por sus frutos los conoceréis". ¿Qué producen?. Aquí podemos ir un poco más al fondo. El hecho de que, lo que una persona produce no sea más que el reflejo de lo que lleva dentro, quiere decir que, si una persona -hable como hable, se inspire en lo que se inspire lo que produce es tristeza, escrúpulos, miedo, inseguridad, desencanto, etc., esto, por mucho que lo adorne, no puede ser de Dios. Vemos que está hablando de "fruto"; lo mismo que antes decía que un padre le da a su hijo pan y otro le da pescado - que producen vida en la persona-, aquí también se trata de "frutos", de algo que produce vida: de modo que el individuo que con su presencia, no produce vida es un falso profeta.
El que ahoga la vida, la impide, crea malestar, lleva a todo lo contrario de la libertad, la vida la alegría o el amor, con sus palabras o hechos, ése no es de Dios, por muy profeta y observante que se presente. Porque lo que hace no es más que reflejo de lo que lleva dentro. Aquí hay un matiz de apreciación subjetiva: la impresión que causa una persona en un ambiente: si esa impresión lleva a mayor alegría, libertad, amor, etc., eso es de Dios; lo contrario, no. Porque Dios es el que da la vida y, lo que se oponga a la vida, no puede ser del Padre.

NO BASTA DECIR ¡SEÑOR, SEÑOR!

<<< No basta decirme ¡Señor, Señor!, para entrar en el Reino de Dios, no, hay que poner por obra el designio de mi Padre del cielo>>>
0 sea, la piedad no basta; no es que sea mala. Hay que poner por obra el designio de Dios. ¿Cuál?: lo ha dicho en el Padrenuestro: "realícese en la tierra tu designio del cielo": la extensión del Reino de Dios en la humanidad: el trabajo por la paz, la felicidad del hombre. No bastan palabras devotas, sino una actividad real para hacer el bien al hombre. No hasta la piedad para formar parte de la comunidad, pues esa piedad puede ser verdadera o falsa. Las experiencias interiores de consuelo, alegría, comunicación con Dios, perdón, etc., puede ser verdadero o ilusorio. ¿Cuándo sabemos que es verdadero?: cuando se traduce en conducta de amor al hombre. Hay gente de mucha oración y devotísima, pero si eso no se traduce en una entrega y acción, no vale nada. No basta decir: ¡Señor, Señor!.

<<< Aquel dia muchos me diran: ¡Señor, Señor, si hemos profetizado en tu nombre, y echado demonios en tu nombre y hecho muchos prodigios en tu nombre!, y, entonces, yo les declarare: "nunca os he conocido, ¡lejos de mí los que cometeis la iniquidad!">>>

Es lo mismo de antes; el que hace muchas cosas extraordinarias, pero no las hace por amor a los demás, sino por interés suyo. Dice Jesús "nunca os he conocido"; no tengo nada que ver con vosotros, a pesar de vuestra apariencia cristiana; eso no sirve porque no iba movido por el amor, no estaba en la dirección del designio de Dios. Siempre volvemos al fondo del corazón: se pretende la limpieza del corazón, que se manifiesta en una actividad completamente transparente en favor de los demás; si no, Jesús lo rechaza por viciado.

LOS EDIFICIOS... SOBRE ROCA.

<<< Todo aquel que escucha estas palabras mias y las pone por obra se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca.>>>

La casa representa al hombre mismo: uno construye su vida sobre roca, inamovible. Aquí aparece el éxito o fracaso individual del cristiano: fundar sobre roca. Después vendrá la Iglesia, que estará fundada sobre roca, que es la fe en Jesús, la adhesión a El. Esto es el éxito o fracaso del individuo, de la vida individual, y lo otro será el éxito de la comunidad cristiana; por eso están en paralelo.

<<< Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos y arremetieron contra la casa, pero no se hundió, porque estaba cimentada en la roca>>> (Alude con esto a las persecuciones y dificultades.)

<<< Y todo aquel que escucha estas palabras mias>>>

Todos las escuchan, unos y otros; pero la diferencia está, no en escuchar o no escuchar, sino en llevar a la práctica o no llevarlas, cumplir las Bienaventuranzas o no cumplirlas.


<<< Y no las pone por obra, se parece al necio que edificó su casa sobre arena; cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos, embistieron contra la casa y se hundió, y ¡que hundimiento tan grande!>>>

La ruina del hombre. Porque no basta decir ¡Señor, Señor!. Jesús no quiere admiradores, sino seguidores. El que le sigue es el que construye sobre roca, y eso no lo tumba nadie. El que sólo escucha y admira es un necio que, en cuanto llega la dificultad, se viene abajo.

<<< Al terminar Jesús este discurso, las multitudes estaban impresionadas de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, no como sus letrados. y, al bajar del monte, lo siguieron grandes multitudes de gente.>>>

LAS DOS CURVAS EXISTENCIALES (BIOLOGICA Y PERSONAL).

El hombre nace, crece, se desarrolla, madura, envejece y muere. Comienza su vida con un enorme potencial dinámico que, sin embargo se desgasta a medida que va envejeciendo; es la curva biológica caracterizada por una pérdida progresiva e irreversible de material energético. Ya el niño es suficientemente viejo para morir, la muerte no llega desde fuera o al final de la vida biológica. Coincide con la vida. El hombre va muriendo a plazos; cada segundo y cada minuto suponen algo de vida que se ha gastado. La vida del hombre es una vida mortal o, si se quiere, una muerte vital. A la vez, la vida tiende a mantenerse en la supervivencia: afirma constantemente el yo biológico. A pesar de ello se ve constantemente despojada del "tener" hasta un punto en el que se queda vacía de energía vital. Entonces el hombre acaba de morir. Es la curva biológica del hombre exterior.

El hombre comienza a crecer en su interior

Y sin embargo el hombre no se agota en esa determinación. Todo lo contrario; existe en él otra curva de vida, la personal. Esta se plantea bajo un signo inverso al precedente: comienza pequeña, como un germen, y va creciendo indefinidamente. El hombre comienza a crecer en su interior: florece la inteligencia, se perfila la voluntad, abre el corazón al encuentro con el tú y con el mundo. Si la curva biológica está centrada egoístamente sobre sí misma (defenderse contra las enfermedades, luchar por la vida), la curva personal, interior al hombre, se abre en la comunión y en la donación de sí mismo. Descentrándose de sí mismo, yendo al encuentro de los demás, es como va construyendo su personalidad. Cuanto más capacidad logre de estar en los demás, tanto más estará en sí mismo, se hará persona y crecerá en él el hombre interior. La primera de las trayectorias, la biológica, va decreciendo sucesivamente hasta acabar en la muerte. La segunda, la personal, puede crecer indefinidamente hasta que acabe de nacer.

Conseguir penetrar en el misterio de las vida.

Todas las situaciones pueden servir de trampolín para ese crecimiento: las crisis que lo decantan y purifican haciéndolo sumergirse más profundamente en el misterio de la vida, los fracasos profesionales asumidos e interpretados como una lección de vida, los desastres morales en que experimenta la fragilidad de la condición humana que desenmascara las falsas seguridades y los inconfesables fariseísmos, las enfermedades que van corroyendo al hombre por dentro... Todo ello puede colaborar a que el hombre vaya creando un núcleo personal interior que es su verdadera identidad. En este sentido no importa demasiado lo que el hombre haya hecho o sido, religioso ,o sacerdote, periodista, picapedrero, empresario boyante o millonario. Lo importante consiste en esto: en que, en esas situaciones, haya conseguido penetrar en el misterio de la vida, en que haya logrado construir un yo y una persona responsable que ha fraguado en el desafío de las situaciones. Podrá hasta haber tenido una vida malgastada y perdida económica y culturalmente, pero si en esa situación logró la inmersión en lo definitivamente importante y dejó que emergiera aquello que ni la polilla ni la carcoma pueden corroer, ha nacido en él la verdadera vida humana, sentido de la vida biológica, que no sucumbirá ante el aliento letal de la muerte.

La vida biológica se habrá ido consumiendo día a día, pero dentro de él se habrá ido moldeando otro tipo de vida, la de la persona y de la interioridad consciente, que no se consuma con la vida biológica. Todo lo contrario: tiende a desarrollarse cada vez más y a abrirse hacia horizontes cada vez más amplios. San Pablo lo intuyó bien cuando dijo: "Aunque el hombre exterior se está destruyendo, nuestro hombre interior se renueva de día en día" (2 Cor 4,16). En el hombre sucede más o menos lo que en la evolución cósmica. Existe la extensión casi infinita de la materia. Por otro lado, a medida que ésta se extiende, se concentra cada vez más sobre sí misma. Existe una interiorización de la materia que llamamos vida. Y existe una interiorización de la vida que denominamos conciencia. Cuanto más se estrecha la espiral ascendente de la evolución, más se concentra sobre sí misma. Y cuanto más se concentra, más se interioriza y se vuelve consciente. Cuanto más consciente se vuelve, se abre también en mayor medida a nuevas dimensiones, desvelándosele otros horizontes y polarizándose hacia un Infinito y Absoluto. Tanto en el cosmos como en el hombre tropezamos con la misma o semejante estructura.

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