Etim: del latín: concomitantia, acompañar.
La
doctrina que explica por que el Cristo completo está presente bajo cada
especie Eucarística. Cristo es indivisible; Su Cuerpo es inseparable de
Su Sangre, de Su Alma humana, Su Naturaleza Divina y Su Persona
Divina. De esta verdad se deduce que Jesús esta enteramente presente en
la Eucaristía.
El efecto específico de la primera Consagración en la Santa Misa es solo
la sustancia de Su Cuerpo. Su Sangre, Alma, Divinidad y Persona se
hacen presentes por la conexión inseparable que tienen con el Cuerpo
(concomitancia).
El
efecto específico de la segunda Consagración es la Preciosa Sangre de
Jesús. Pero por concomitancia, Su Cuerpo y todo su ser también están
presentes.
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