lunes, 19 de enero de 2015

Creencias de los celtas.

Los celtas carecieron de una unidad mitológica, como de alguna manera correspondía al extenso y complejo conglomerado de tribus y pueblos que ellos constituyeron. De esta manera, según las regiones, aparecen dioses y mitos con distintos nombres y, por lo general, con singularidades locales. Aun así, es posible destacar una serie de temas recurrentes, como las aventuras de guerreros valerosos y heroicos, y una particular interpretación del mundo de la naturaleza con intrigantes y misteriosas dimensiones.
Justamente por esa carencia de unidad, la mitología celta ha tenido varias subdivisiones, entre las que se destacan la céltica antigua; la irlandesa, a su vez dividida en varios ciclos (el Mitológico, el de Ulster, el del héroe Fionn y el Histórico); y finalmente la galesa.
En la mitología irlandesa, existe un mito originario en el que dos razas se hallan en permanente guerra: la de losTuatha De Danann y la de los Fomoré. Los primeros eran el quinto grupo de habitantes de Irlanda y estaban asociados con los grandes reyes y héroes; los segundos, en cambio, constituían un pueblo de gigantes que amenazaban constantemente con invadir Irlanda, representando a las fuerzas del mal.
En el panteón irlandés, sobresalía Dagda, señor de los elementos y guía divino de los druidas. Según la leyenda, fue él quien condujo a la victoria a los Tuatha De Danann contra los Fomoré, quienes a su vez tenían a Balar como su principal divinidad. Dagda era señalado como un dios bondadoso, glotón y muy activo sexualmente. Se lo representaba con un caldero siempre inagotable y un arpa mágica que podía sonar sin que su dueño la tocara.

Otros dioses importantes de la mitología irlandesa son Morrigan, diosa de la guerra; Erigid, diosa del fuego y la poesía; Goibniu, dios de los artesanos que forjan las armas de los guerreros; Diancech, dios de la medicina; Angus, dios del amor; y Lug, que por cumplir todas las funciones divinas carece de una en especial. Finalmente, sobresale tambiénCernunnos, dios de la abundancia y de los animales salvajes. Representado con orejas y cuernos de ciervo, suele estar acompañado por una serpiente con cabeza de carnero.
Finalmente, cargaba una maza que tenía el poder de matar o resucitar según con cuál de sus extremos golpeara. A Balar, por su parte, se lo figuraba con un ojo en la frente y otro en la nuca, que habitualmente estaba cerrado, pero cuando se abría causaba la muerte de quien lo mirara.
También los celtas galos creyeron en importante cantidad de divinidades, entre las que se destacaron TaranisTeutates y Esus.
Dentro de este escenario mitológico, los celtas en general dieron particular importancia al mundo subterráneo, morada de las almas de los difuntos, a los que creían inmortales. También prestaron atención a los elementos de la naturaleza, como el aire y el fuego, que los druidas decían saber manejar contra los enemigos.
Esta cosmovisión promovió la confección de armas específicamente diseñadas para su uso en rituales y ceremonias religiosas, en honor a alguna de sus divinidades o para ser enterradas junto a los guerreros caídos en el campo de batalla. En esos objetos, era común la empuñadura de oro con incrustaciones de piedras y marfil. También las vainas eran profusamente decoradas con predominio de figuras antropomorfas y zoomorfas.
En cascos y escudos, en cambio, se destacaban las figuras geométricas, especialmente compuestas de círculos y líneas curvas.
Además de la metalurgia en oro, plata, hierro y bronce, los celtas trabajaron la piedra y la madera, a las que tallaron y pulieron para transformarlas en las figuras de sus dioses. Particularmente importantes son los grandes monumentos graníticos que se hallan dispersos por toda la geografía celta, como los dólmenes y los menhires.
En especial se destacan grandes bloques que fueron enterrados verticalmente, en los que realizaron diversos tipos de inscripciones. Se sabe que no siempre estas piedras fueron plantadas por los propios celtas, sino por sociedades anteriores, como parte de cultos solares o bien para indicar posesiones o enterramientos. Pero los celtas las integraron a su mundo y en ellas grabaron cruces y textos escritos en el alfabeto "ogham" utilizado por los sacerdotes.
Incluso, consideraron que semejantes bloques de piedra, cuyo peso y tamaño hacían pensar en una gran fuerza e inteligencia para su transporte y enterramiento, debieron de haber sido el producto de una sociedad tan poderosa como sabia, lo que alimentó aun más su devoción hacia ellos. Según los antiguos celtas, estos monumentos tenían diferentes poderes mágicos y, de acuerdo con la calidad de cada uno, cumplían distintas funciones. Así, a sus pies se realizaban juramentos antes de las batallas, promesas, curaciones y ceremonias de fecundidad.


CUCHULAINN: ESTA ESTATUA DE UN ÁNGEL Y UN HOMBRE ARMADO CON UNA ESPADA ES UNA REPRESENTACIÓN DE UNO DE LOS MÁS GRANDES HÉROES CELTAS: CUCHULAINN. SE ENCUENTRA EN LA UNIVERSIDAD DE QUEEN' S, BELFAST, IRLANDA.

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