Dios es Amor y todo lo que procede de El está dentro de Su amor. La
palabra "castigo" puede entenderse de diversas maneras. Las Sagradas
Escrituras relatan los "castigos" de Dios. Estos relatos, sin embargo
deben entenderse tomando en cuenta las diversas formas literarias y la
revelación fundamental de que Dios es amor infinito. Jesús muere en la
Cruz por todos, buenos y malos.
Los padres castigan pero siempre por el bien de los hijos, para corregirlos, nunca para hacerles daño. Podemos decir que el castigo le duele mas a los padres. En eses sentido las Sagradas Escrituras relata castigos de Dios.
Dios no causa mal alguno. Los males son consecuencia de nuestro mal uso de la libertad que afecta a todos. Sufren buenos y malos. Ante una enfermedad u otro mal no se debe concluir que la víctima ha recibido un castigo. (Ver: sufrimiento | evangelio del_sufrimiento en JPII)
Dios no causa mal alguno. Los males son consecuencia de nuestro mal uso de la libertad que afecta a todos. Sufren buenos y malos. Ante una enfermedad u otro mal no se debe concluir que la víctima ha recibido un castigo. (Ver: sufrimiento | evangelio del_sufrimiento en JPII)
Cardenal Joseph Ratzinger (Benedicto XVI):
"Dios no nos hace el mal; ello iría
contra la esencia de Dios, que no quiere el mal. Pero la consecuencia
interior del pecado es que sentiré un da las consecuencias inherentes al
mal mismo. No es Dios quien nos impone algún mal para curarnos, pero
Dios me deja, por as decirlo, a la lógica de mi acción y, dejado a esta
lógica de mi acción, soy ya castigado por la esencia de mi mal. En mi
mal está implicado también el castigo mismo; no viene del corazón, viene
de la lógica de mi acción, y así puedo entender que he estado en
oposición con mi verdad, y estando en oposición con mi verdad estoy en
oposición con Dios, y debo ver que la oposición con Dios es siempre
autodestructiva, no porque Dios me destruya, sino porque el pecado
destruye."
En la misma entrevista le preguntan al Cardenal Ratzinger: «¿Tiene usted a veces miedo de Dios?».
No
tengo miedo de Dios porque Dios es bueno. Naturalmente soy consciente
de mi debilidad, de mis pecados. En este sentido existe un temor de
Dios, que es otra cosa que el miedo entendido en sentido humano. San
Hilario dijo: «Todo nuestro temor está en el amor». Por lo tanto el amor
implica no temor, sino digamos la preocupación de no contrariar el don
del amor, de no hacer nada que pudiera destruir el amor. En este sentido
hay algo distinto que no es temor, es reverencia, mucha, de modo que
nos sentimos obligados realmente a responder bien a este amor y a no
hacer nada que pudiera destruirlo. zenit.org/es/articles/entrevista-al-cardenal-ratzinger-despues-del-11-s
Este contexto nos ayuda a reconocer con confianza y temor de Dios que el infierno y el purgatorio son realidades. Podemos tambien apreciar el concepto de "Castigo de Dios" en los escritos de la Iglesia.
San
Alfonso Maria de Ligorio: «Dios... aguarda pacientemente hasta que se
cumpla la medida de los pecados, y a partir de este día ya no espera,
sino que castiga » [San Alfonso, Doctor de la Iglesia, patrono de los
profesores de teología moral: Sermones Abreviados. Parte I, serie IV,
sermón 33, punto I.]
Jesucristo a Santa Catalina de Siena:
"A
ninguna criatura se le priva de mi providencia, porque todas las cosas
están invadidas por ella. Le parecerá algunas veces al hombre que es
crueldad que yo mande granizo o tempestades, o rayos sobre mis
criaturas, juzgando que yo no he velado por su salud. Y lo he hecho para
librarle de la muerte eterna, aunque le parezca todo lo contrario. Los
mundanos en todo quieren condenar mis obras y entenderla conforme a su
bajo entendimiento... Por eso aborrecen lo que tendrían que reverenciar.
Como soberbios se atreven a juzgar de mis ocultos juicios, que son
todos rectos. (Santa Catalina de Siena. Doctoras de la Iglesia. Páginas
126 y siguientes. Antonio Royo Marín, BAC).
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