lunes, 16 de febrero de 2015

Cólera

Jesucristo condena de una manera absoluta la actitud del hombre encolerizado, airado, irritado y furioso: «el que se irrita contra su hermano es reo de juicio» (Mt 5,22). Porque un hombre así es un hombre incontrolado, y, al no ser dueño de sus actos, puede cometer acciones reprobables. Hay, sin embargo, una «santa cólera», cuyo origen radica en el celo por la gloria de Dios y cuya significación estriba en la falsedad, en la hipocresía y en la refinada maldad de los hombres; el mismo Jesucristo fue arrebatado por ella (Mt 21,12; Mc 3,5; Jn 2,15). En el A. T. es frecuente la cólera de Dios contra todos los pecados de lesa majestad divina. -> ira.

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