El gran maestro G.K.
Chesterton. Recuerdo que en los primeros tiempos después de mi retorno a la
Iglesia, la lectura de sus obras me trajo la agradable sorpresa de ver que se
podía defender la verdad haciendo reír. Por mi parte, hube de reírme solo muchas
veces mientras lo leía, lo cual habrá despertado razonables dudas acerca de mi
salud mental en los que me rodeaban. Pero una de las cosas que desde el
principio admiré en él, además de su lógica avasallante y sorprendente, y su
infinita capacidad de sátira e ironía, fue el hecho de que esa ironía era
siempre amable y bondadosa, nunca venenosa ni rencorosa, siempre caballeresca en
medio del combate, y más bien abierta a la amistad.
Al enterarme luego de
que en la hora de su muerte era amigo de todos aquellos famosos escritores,
políticos, líderes religiosos y pensadores ingleses a los que había tratado de
"herejes", lo consideré perfectamente de acuerdo con lo que sabía de él por sus
escritos.
Y me emocionó saber que
el Papa Pío XII, en el telegrama de pésame por la muerte del ilustre escritor
católico inglés, le había otorgado el célebre título de "Defensor Fidei"
(defensor de la fe) que en otro tiempo un predecesor suyo había concedido al rey
Enrique VIII de Inglaterra, por los escritos en que el teológico monarca había
combatido el error luterano, antes de que su ciega pasión por Ana Bolena lo
arrastrase a desgajar a su patria del tronco de la Iglesia universal. Título que
aún figura, según me han dicho, en los billetes de la libra esterlina.
Se puede decir que en
la primera mitad de su vida Chesterton fue un librepensador, pero lo complejo y
anómalo de su carácter puede apreciarse por el hecho de que efectivamente pensó,
y pensó con libertad. Tanta libertad, que al final llegó a la conclusión de que
debía dar fe a aquel credo en el que los librepensadores tienen prohibido creer.
En esta página queremos
hacer simplemente un sencillo homenaje al que sin duda ha sido uno de los más
grandes pensadores y escritores católicos del siglo XX. A esos efectos,
transcribimos la versión española del más famoso de sus libros,
"ORTODOXIA".
Nada garantiza que no hayamos de incluir en el futuro más material relativo a
G.K. Pero no resistimos ahora la tentación de copiar bajo estas líneas un pasaje
de uno de sus cuentos, en los que puede decirse que retrató, sabiéndolo o no,
una buena parte de sí mismo.
"Procedía de
una familia de extravagantes, cuyos más antiguos miembros habían participado
siempre de las opiniones más nuevas. Uno de sus tíos acostumbraba salir a la
calle sin sombrero, y el otro había fracasado en el intento de no llevar más
que un sombrero por único vestido. Su padre cultivaba las artes, y la
realización de su propio Yo. Su madre estaba por la higiene y la vida simple.
De modo que el niño, durante sus tiernos años, no conoció otras bebidas más
que los extremos del ajenjo y el cacao, por los cuales experimentaba la más
saludable repugnancia. Cuanto se obstinaba su madre en predicar la abstinencia
puritana, tanto se empeñaba su padre en entregarse a las licencias paganas; y
cuando aquélla dio en el vegetarianismo, éste estaba ya a punto de defender el
canibalismo.
Rodeado, desde
la infancia, por todas las formas de la revolución, Gabriel no podía menos de
revolucionar en nombre de algo, y tuvo que hacerlo en nombre de lo único que
quedaba: la cordura."
- Incluimos
también:
-
El hombre
que fue Jueves es una novela policíaca, pero una novela
policiaco-metafísica —verdadera sublimación del género.
- Y además,
un excelente artículo del P.
Gustavo Franceschi acerca del Padre Brown, el cientificismo, y otras
yerbas.
- Y además, como
diría el Aquinate, un fragmento del libro "Santo Tomás de Aquino, el
Buey Mudo", obra maestra, en que un genio del siglo XX hace el retrato
intelectual y espiritual de un genio y un santo del siglo XIII.
- Sin olvidar
el testimonio del propio
Chesterton acerca de su conversión al catolicismo, que es una verdadera
pieza de antología.
- El gran maestro
G. K. C. vuelve al ataque. Esta vez con un polémico y controversial aporte
acerca de las revelaciones
filosóficas de Mr. Thomas Alva Edison, el genio de la electricidad...
- ¡Un duelo por motivos
religiosos! Lea este fragmento de "La Esfera y la Cruz".
- El testimonio de los
herejes... fragmento del cap. IV de "El hombre eterno" ("The everlasting
Man").
- Después de Santo Tomás.
Vea lo que sucedió en la versión de G.K.C.
HEREJES
es una declaración de guerra contra las locas ideologías de la época dictadas
por el "apóstol del sentido común".
Y, por último, su célebre novela
El
candor del Padre Brown
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