miércoles, 11 de marzo de 2015

La cocina.

              Los alimentos solían prepararse hirviéndolos en una caldera puesta a la lumbre. Algunos alimentos se freíen en aceite. Y, desde luego, el pan se cocía. Había diversas maneras de cocer el pan. La manera más sencilla consistían en abrir un hoyo en la tierra, hacer fuego en él, sacar luego las ascuas e introducir las tortas lisas de masa, dejándolas apoyadas en las paredes del hoyo. Algunas veces se introducían piedras en el fuego, y cuando la masa esetaba ya preparada para el cocido, se sacaban del fuego las piedras muy calientes y se colocaban sobre ellas las tortas de masa para que cocieran. O bien se colocaba sobre el fuego una cazuela de barro, invertida, y sobre ella se ponía a cocer el pan.

            Los hogares más pudientes tenían hornos de arcilla. Consistían en hogares en forma de colmena. El fuego se encendía en la parte inferior del honro, y el pan se depositaba en los departamentos inferiores que se habían dispuesto encima. Hasta la época romana no se inventó el horno con compartimentos separados, quedando entonces el fuego separado de la zona de cocimiento. Ninguna de estas maneras de cocer el pan resultaba demasiado higiénica.

           Muchas verduras se comían crudas (por ejemplo, el pepino). Las lentejas y alubias se cocían en agua o se preparaban con aceite. Las gachas se preparaban con agua, sal y manteca.

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