domingo, 3 de mayo de 2015

Día de muertos.


Hace 230,000 años, en ese período de la Piedra Antigua, vivió, durante el último interglaciar y el comienzo de la glaciación Würm, el famoso Hombre de Neanderthal en las zonas de las actuales Europa, África, Australia y Asia Menor, que atravesaban las etapas medias y superior del Paleolítico. Estos hombres, dado su desarrollo cerebral, su modo de vida y su increíble facultad de invención se encontraban mucho más cercanos al Homo Sapiens que les continuaría, que al Pithecanthropus que les antecediera. Deben su nombre al hecho de que sus primeros restos fósiles se encontraron en los alrededores de Düsseldorf, Alemania, dentro de una caverna del valle de Neanderthal.
A través del estudio de casi cuarenta esqueletos del tipo Neanderthalensis, los paleontólogos han podido llegar a una descripción de sus características somáticas. Los hombres no eran muy altos, medían 1.63 metros, y sus compañeras, alcanzaban un promedio de 1.56. Los huesos del cráneo eran gruesos y su capacidad craneal se aproximaba a los 1,500 centímetros cúbicos, ciertamente muy parecida a la  del hombre actual. Su apariencia ya no era tan simiesca como la de su antecesor, por su postura erguida y vertical y a despecho de su frente huidiza, tenía arcos supra ciliares bastantes pronunciados, el mentón poco notorio, el cráneo ligeramente alargado, la nariz ancha y el cuerpo pesado y robusto. 
dia de los muertos en MexicoLa industria lítica del Neanderthal se componía de punzones con bordes retocados y de raspadores que usaba para trabajar la madera. Sus herramientas y sus armas poseían mangos, lo que les permitía una mayor eficacia para cazar animales grandes como mamuts, rinocerontes lanudos y muchas otras especies que integraban su hábitat. Vivían de la caza y la recolección, de los productos que obtenían en los ríos y mares, y completaban su dieta con bayas, musgos, líquenes y pequeños animales como serpientes y lagartijas. La agricultura les era completamente desconocida. Con el fin de llevar a cabo sus actividades, los neandertales se reunían en cuadrillas, lo que implicaba una cierta organización social y un incipiente lenguaje para comunicarse.
Aparte de su cultura material, contaban con una cultura espiritual, como lo prueban los cofres de piedra encontrados en Drachenloch, Suiza, que guardan cráneos de oso, incrustados sobre placas calcáreas, orientados hacia un mismo punto cardinal; y los restos de un hogar que presupone la existencia de un fuego sagrado asociado a sacrificios rituales. Pero sobretodo, nos da cuenta de su riqueza espiritual el hecho de que los neandertales contaban con ritos mortuorios que practicaban para sus difuntos. Estos hombres enterraban a sus muertos en tumbas abiertas especialmente para ello, con una profundidad de 55 centímetros. Las tumbas se cavaban, generalmente, en las cuevas que utilizaban como habitación, muchas veces cerca de los fogones, tal vez con el propósito de que el calor “reviviera” al muerto. Los cuerpos se colocaban de lado con las piernas encogidas; o bien, en posición superior estirada, como es el caso del esqueleto de un muchacho que descubrió el arqueólogo Otto Hauser en Le Moustier, Francia, en el año de 1908.
El rito mortuorio llegó a ser tan elaborado que incluso contaban con “cementerios”, como lo prueban los hallazgos de estaciones prehistóricas que albergan más de diez entierros, localizados en grutas y protegidos por huesos grandes de animales y piedras. Es notable la existencia de enterramientos de cráneos solos, o en conjunto, en donde muchos de ellos presentan lesiones, que tal vez se deban a muertes violentas o a ritos de carácter religioso. Algunos de estos cráneos muestran un orificio en el occipital, para poder extraer el cerebro y comérselo ritualmente. Tanto los hombres como las mujeres recibían el mismo tipo de sepultura, pero parece ser que los niños se enterraban con especial cuidado. Los cadáveres infantiles aparecen pintados o espolvoreados con tierra roja. Tal vez se trata de la misma pintura que usaban en vida como adorno ritual, pero esto es sólo una mera especulación.
De cómo efectuaban los neandertales sus ceremonias mortuorias no conocemos nada, solamente podemos pensar que no debieron ser muy elaboradas, dado su nivel cultural. Lo que sí sabemos es que a los muertos se les colocaba una ofrenda con implementos de sílex y hueso, flores, trozos de carne, semillas de cereales silvestres y algunos adornos de uso diario. Estos hallazgos sugieren la presencia de creencias religiosas y la idea de que el Neandertal creía que la vida no terminaba con la muerte, sino que seguía en alguna parte llamada el mundo de los espíritus, en donde los muertos tenían  las mismas necesidades que experimentaban cuando transitaban por este mundo. 
La evolución biológica y cultural del hombre continuó, y a finales del Paleolítico Superior y principios del Mesolítico, apareció nuestro querido Homo Sapiens Fossilis. La primera raza de este hombre sabio, se encontró en Cro-Magnon, Dordoña, Francia, en el año de 1868. El historiador Carl Grimberg, nos informa al respecto: Los esqueletos exhumados en ese lugar y los que lo fueron, después, en Europa y Africa del Norte, se caracterizan por ser muy robustos y de elevada estatura (1.80 m. aproximadamente). El cráneo poco grueso y de gran capacidad no difiere del nuestro. 
Entierro dia de los muertos
El Homo Sapiens Fossilis vivió entre 40,000 y 10,000 años a.C. Su cultura material comprendía el tallado en piedra de cuchillas, raspadores, buriles y barrenas y el trabajo de herramientas y adornos en huesos, cuyas técnicas habían alcanzado la perfección. Contaba ya con anzuelos y arpones y llegó hasta inventar el lanza venablos, que le permitió cazar más eficazmente. Nuestro hombre vivía, como su antecesor, de la caza, la pesca y la recolección, aunque todas ellas mucho más perfeccionadas debido a sus acabados implementos líticos y a que sus armas eran más numerosas y variadas. Construía sus casas a la entrada de las cuevas, formando agrupaciones familiares o clanes, dirigidas por un chamán y un consejo de ancianos.
Sus ritos mortuorios consistían en enterrar a los muertos cubriendo sus cabezas, sus piernas y sus pechos con piedras, como si quisieran impedir que el muerto se irguiera. En otros enterramientos, los cadáveres aparecen encogidos y amarrados, pintados el cuerpo o la cabeza, con almagre –óxido rojo de hierro-. Junto al muerto colocaban instrumentos de piedra y alimentos animales, para que pudiera alimentarse en el más allá. 
Los espacios de enterramiento variaban. Algunas veces el cadáver se inhumaba en el sitio donde el difunto había vivido y, posteriormente, la familia abandonaba el lugar. En ocasiones, el muerto se quemaba en el fuego del hogar, hasta que se convertía en cenizas. Otra veces, cavaban tumbas donde se tendía el despojo y se le cubría con muchas piedras, no fuera a ser que regresara de ese mundo al que había partido y provocara el susto de los vivos. Pero también era frecuente que el cuerpo se dejara en una caverna cuya entrada se tapaba con una piedra grande, sin más ceremonia. A los enterramientos se agregaban los implementos de trabajo y de la vida cotidiana para que pudiesen servirse de ellos en el más allá.

Sonia Iglesias y Cabrera


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