miércoles, 22 de julio de 2015

Sagrada comunión.

Dice el Código de Derecho Canónico: «En peligro de muerte, cualquiera que sea la causa de donde ésta proceda, obliga a los fieles el precepto de recibir la Sagrada comunión por Viático»72.

La obligación de comulgar una vez al año, que antes era por Pascua Florida, el Nuevo Código de Derecho Canónico, lo expresa así en el canon 920:
«Todo fiel, después de la Primera Comunión, está obligado a comulgar por lo menos una vez al año. Este precepto debe cumplirse durante el Tiempo Pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro del año». 

Este Tiempo Pascual comienza en el Triduo Pascual, el Jueves Santo, y termina con el domingo de Pentecostés.

En España desde 1526 el Cumplimiento Pascual puede cumplirse desde el Miércoles de Ceniza hasta el domingo de la Santísima Trinidad
73.

Es evidente que quien no haya hecho el Cumplimiento Pascual a su tiempo debe comulgar en otro momento a lo largo del año.

Para un cristiano, comulgar una vez al año es lo mínimo. La Iglesia desea que los cristianos comulguen más a menudo, como lo expresa en el nuevo canon 898: «Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía, tomando parte activa en la celebración del sacrificio augustísimo, recibiendo este sacramento frecuentemente».

La comunión frecuente puede ser mensual, semanal y mejor aún diaria
74. La mejor devoción que podemos tener es la comunión diaria en la Santa Misa75.

Comulgar es el acto más sublime que podemos hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro corazón. 

Jesucristo, que por ser Dios es infinitamente sabio y poderoso, no pudo dejarnos cosa mejor. 

Aunque no se puede ni comparar, podemos decir que con una comunión ganamos más que si nos toca la lotería. No es exageración. Es una realidad. Y si lo dudamos, es que no tenemos fe.

Si comulgáramos más, estaríamos acumulando un capitalazo para la eternidad. Sin embargo, una pereza increíble nos hace desaprovechar lo más grande y fácil que se nos puede presentar en la vida.

Pero sobre todo, comulgando damos gusto a Jesucristo. Para eso se ha quedado en la Eucaristía. 

Jesucristo no le bastó hacerse hombre y morir por los hombres. Quiso quedarse para siempre entre nosotros en la Eucaristía, y hacerse pan para unirse a nosotros en la Sagrada Comunión. 

Por amor a Él comulga lo más a menudo que puedas. Dice Cristo que quien comulga, vivirá eternamente
76.

Pero además, la comunión nos es necesaria porque es el alimento del alma
77 que la robustece para la lucha de la vida78

Quien no comulga tiene el alma débil, y fácilmente cae en el pecado. 

Quien comulga a menudo fortifica el alma y encuentra más fácil la victoria contra el pecado. 

La comunión es el mejor medio de vencer las tentaciones porque debilita nuestras malas inclinaciones, aumenta la gracia santificante y nos preserva del pecado mortal
79.

Si alguna vez no puedes comulgar sacramentalmente, porque no estás en condiciones, haz al menos una comunión espiritual
80

La fórmula de la comunión espiritual la tienes en los Apéndices.




2. Antes de comulgar, debemos prepararnos
81 con reverencia, pensando que el que viene a nosotros -pobres pecadores- es nada menos que Jesucristo, Dios, infinitamente poderoso, Creador del Universo; pero que nos ama tanto, que se ha querido quedar con nosotros en el sagrario para que podamos recibirle.

Si sólo pudiéramos comulgar una vez en la vida, ¿cómo nos prepararíamos? El poder comulgar con frecuencia no debe ser causa de rutina.

Al comulgar nos empapamos de Cristo como una esponja se empapa de agua
82

Es más, al comer el Cuerpo de Cristo, el alimento espiritual nos transforma a nosotros, y no nosotros al alimento: como cuando comemos comida material. La idea es deSanto Tomás
83. «En la eucaristía, más que transformar a Cristo en nuestra sustancia, es Él quien nos transforma en la suya»84.

Sería un error privarse de la comunión por un sentimiento exagerado de indignidad propia. 

Para comulgar fructíferamente basta estar en gracia de Dios. 

No es necesario ser santo, sino que comulgamos frecuentemente para poder serlo.

«La Sagrada Comunión nunca la merecemos, pero siempre la necesitamos» .

Lo mejor es comulgar en medio de la Misa, pero si no puedes oír Misa, al menos comulga.

Los sacerdotes tienen obligación de darla a cualquier hora a todos los fieles que la pidan razonablemente
85.

Cuando vayas a comulgar, acércate al comulgatorio con los brazos cruzados en actitud respetuosa. 

Cuando el sacerdote vaya a darte la Sagrada Forma, te dirá: El Cuerpo de Cristo. Tú le respondes: Amén, y levantas la cabeza, la echas un poco hacia atrás, abres suficientemente la boca y sacas un poco la lengua por encima del labio inferior para que te deposite en ella a Nuestro Señor. 

Es dificilísimo dar la comunión a personas que tienen su cabeza inclinada hacia delante, la boca poco abierta y sin sacar la lengua. Hay peligro de que se caiga la Sagrada Forma.

Después, retírate a tu puesto. Para tragar con facilidad la Sagrada Forma, deja que se humedezca un poco con la saliva.

Si se pega al paladar, despréndela con la lengua. 

También puedes recibir la Sagrada Forma en la mano, poniendo la mano izquierda como bandeja y tomando la Sagrada Forma con la derecha. 

Después de comulgar debemos darle gracias durante un ratito por beneficio tan grande, y pedirle por todas nuestras necesidades. 

Háblale como a un amigo; pídele por tu familia, para que todos tengan salud y trabajo, y para que sean buenos y se salven; pídele por tus amigos, conocidos y compañeros de trabajo; por tu Patria, el Papa, la Iglesia y los grandes problemas de la Humanidad; y rézale las oraciones que para después de comulgar te pongo en el Apéndice.

Cuando se deshace la Sagrada Forma, Jesucristo ya no está corporalmente
86 , pero queda en el alma la gracia santificante, que no se va hasta que se comete un pecado grave. El pecado grave destruye la gracia santificante.



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  1. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 1417regresar
  2. Código de Derecho Canónico, 921, 1regresar
  3. ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología Moral para Seglares, 2º, 2ª, III, 134, 2. Ed. BAC. Madridregresar
  4. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1389regresar
  5. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1389regresar
  6. Evangelio de SAN JUAN, 6:54regresar
  7. DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº698. Ed. Herder. Barcelonaregresar
  8. DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº875. Ed. Herder. Barcelonaregresar
  9. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1395regresar
  10. DENZINGER: Magisterio para la Iglesia, nº 88 1. Ed. Herder. Barcelonaregresar
  11. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1385regresar
  12. ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología Moral para Seglares, 2º, 2ª, III, 137. Ed. BAC. Madridregresar
  13. SANTO TOMÁS in 4 Sent. Dist. 12 q. 2, a, 1regresar
  14. HANS URS von BALTHASAR: Puntos Centrales de la Fe, 2ª, VIII, 2. Ed. BAC. Madrid. 1985.regresar
  15. Ritual de la Eucaristía, nº 14; Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 918regresar
    86 Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº1377regresar

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