miércoles, 19 de agosto de 2015

LADY JANE GREY, NUEVE DÍAS TRÁGICOS.

           Hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Lady Jane Grey fue de las que se estrellaron. El 12 de febrero de 1554 la decapitaron en la Torre de Londres sin comerlo ni beberlo. Se la conoce como la reina de los nueve días, aunque ella jamás pretendió ser soberana de Inglaterra. La utilizaron católicos y protestantes en beneficio propio, y cuando hubo que buscar una cabeza de turco, cayó la suya. Cuando subió al patíbulo con diecisiete años, no entendía qué demonios hacía allí.

        Jane Grey creció sin afecto y con una educación muy severa en previsión de que, por una lejana eventualidad, pudiera llegar a reina de Inglaterra. La casaron a la fuerza y la sentaron en el trono para rigiera un país convulso y a la greña por el poder y la religión. Fue una época, aquellos mediados de siglo XVI, en la que Inglaterra se había separado de Roma y todo el país andaba a trastazos por ver quién mandaba más, católicos o anglicanos.

       La buena suerte quiso que se muriera Enrique VIII y la mala fortuna decidió que su hijo y sucesor, Eduardo VI, durara vivo menos que un Bollicao a la puerta de un colegio. La heredera más cercana para seguir manteniendo el protestantismo en Inglaterra era Lady Jane Grey, porque María Tudor, de la facción católica, era la otra alternativa. En realidad, era la legítima alternativa, porque también era le heredera legítima.

       Pero, al final, lady Jane Grey fue proclamada reina hecha un mar de lágrimas y en contra de su voluntad, porque ella también consideraba a María Tudor la legítima sucesora. Pero dio lo mismo, porque lady Jane Grey sólo era un monigote al servicio de intereses políticos y religiosos. Nueve días después de la entronización, María Tudor consiguió arrebatarle la corona a lady Jane, porque no la consideró culpable de las maquinaciones de los demás, pero puso una condición a la joven: que abjurara de su fe anglicana y se uniera a los católicos.

        Fue la única vez en toda su vida que lady Jane Grey pudo decidir por ella misma, aun a riesgo de perder la vida. No quiso aceptar ni una sola imposición más.

NIEVES CONCOSTRINA.
HISTORIAS DE LA HISTORIA.

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