jueves, 19 de enero de 2017

Cosme Marrodán y Rubio

Resultado de imagen de Cosme Marrodán y Rubio
Cosme Marrodán y Rubio (1802-1888) fue un prelado español, nacido en Tudelilla, provincia de La Rioja, el 27 de septiembre de 1802 y fallecido en Tarazona (Zaragoza) el 13 de febrero de 1888.

Biografía[editar]

Cursó primeramente Filosofía en el Seminario de Logroño, y como las azarosas circunstancias por que atravesaba la Iglesia, entre 1822 y 1823, se produjo el cierre de dicho seminario, ante lo cual tuvo que retirarse a su casa, en donde vivió dedicado a la agricultura. En 1825 pudo regresar a Logroño, prosiguiendo sus estudos hasta terminar los de Teología, cursando después Derecho, canónico y Teología en la Universidad de Zaragoza. Ordenado ya de sacerdote, obtuvo por oposición el curato de Viguera (Calahorra), que desempeñó varios años con notorio celo, mereciendo que el municipio lo declarase hijo adoptivo.
Hizo primero oposiciones a la canonjía penitenciaria de Burgo de Osma y ganó, por oposición también, la canonjía lectoral de Tudela, siendo nombrado después provisor, y en 1841, gobernador eclesiástico, al quedar vacante aquella sede. En 1846 fue honrado con el título de predicador de Isabel II de España. Puso de relieve su entereza el haberse negado a pronunciar su sermón en la capilla de palacio, debido a haber observado poco recogimiento entre sus oyentes.
Formó parte de la redacción del Concordato y, aprobado éste, y convertida la catedral de Tudela en Colegiata, fue nombrado canónigo en Zaragoza, autorizándose para seguir gobernando la diócesis de Tudela, dispensándosele el Papa de a residencia en Zaragoza. En 1857 se le elevó a la sede episcopal de Tarazona, y en esta dignidad mostró también su firmeza, pues por medio de varias pastorales protestó del reconocimiento oficial que España hizo del recién creado reino de Italia, por considerar dicho acto atentatorio a los derechos inalienables del pontificado. Fue tal la energía de su lenguaje y tales sus ataques al gobierno en dicha circunstancia, que su comportamiento fue delatado al Consejo de Estado.
Elegido senador del reino por la provincia eclesiástica de Zaragoza en 1871, tomó una parte muy activa en las tareas parlamentarias, oponiéndose a la aprobación de la ley del Matrimonio Civil. Su celo episcopal y la defensa que hizo en todas ocasiones de los derechos de la Iglesia, le dieron, entre los enemigos de ésta, cierta fama de intransigente y soberbio, pero los que le trataron íntimamente le tuvieron, por el contrario, por hombre bondadoso y tolerante, distinguiéndose igualmente por la afabilidad de su trato. La caridad fue una de sus virtudes principales, pues a los treinta y un años ocupó el obispado de Tarazona, momento en el que repartió en los primeros días de cada mes su paga entre los pobres, debido a que eran épocas calamitosas. También hizo amasar 400 panes diariamente para repartir entre los necesitado y, una vez careciendo de toda moneda, llegó a dar su propia camisa a un pobre.
Fueron muy notables las pastorales que escribió, mereciendo especial mención la que publicó en 1859 dirigida al ejército expedicionario de África y otra que trató de la independencia de Polonia (1862). Pero el acto de más resonancia de su vida fue la protesta que, en forma de carta pastoral, dirigió a la vez a los fieles de la diócesis ya todos los españoles el 12 de diciembre de 1884, protestando del hecho de que un ministro del gobierno español, don Alejandro Pidal y Mon, al presidir la apertura del curso de la Universidad Central, repartiera por sus propias manos, como es costumbre en semejante acto, el discurso impreso que acababa de leer el catedrático don Miguel Morayta, en el que éste hacía apología del materialismo y negaba la revelación divina. Entre el gobierno, la prensa de todos los matices y el batallador obispo, se cruzaron las protestas más enérgicas, defendiendo todos con tesón sus respectivos puntos de vista.
Además de innumerables fundaciones de obras de caridad, se le deben en su diócesis muchas restauraciones de monumentos artísticos y la conservación de varias joyas paleográficas y bibliográficas. Han pasado a la historia y se citan con frecuencia varios hechos famosos de la independencia de Marrodán; entre elllos merece citarse el de que, al ser requerido por el Ministro-Regencia que en 1875 se constituyó para aguardar la llegada a España de don Alfonso XII, para que en su diócesis se cantase un Te-Deum, el obispo se negó a ello diciendo: «Se trata de una fiesta de familia, a la cual, como no pertenezco, no tengo por conveniente ordenar a mis párrocos que lo canten». Y como al año siguiente le fuese repetida la orden, contestó que se atenía a lo que, con igual motivo, había respondido el año anterior. Ante este proceder, le fue quitada de R. O. su paga, durante cinco meses, en que dijo que sentía la suspensión del sueldo solamente por los pobres de su diócesis que saldrían dañados. A los seis meses, sin que él lo solicitara, le fue levantada la suspensión y abonados los atrasos.
Otra vez, un ministro de Gracia y Justicia estaba empeñado en condenar con prisión mayor a dos hermanos sacerdotes, sentenciados injustamente. Ante lo cual, Marrodán se opusó y amenazó al ministro ante el Tribunal de Dios a que nadie condenase injustamente. Apenas regresado a Tarazona, el ministro le mandó por telégrafo el indulto total de los dos sacerdotes.
La reina Isabel II, al presentar al obispo Marrodán a su esposo don Francisco de Asís le dijo: aquí tienes el hombre de las grandes batallas .

Obras[editar]

  • El despertador Tudelano
  • La Voz de la Religión
  • Carta al Exmo. Sr. D. Alejandro Pidal y Mon (Tarazona, 1884)
  • Carta al Siglo Futuro de Madrid (Tarazona, 1884)

Bibliografía[editar]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.